Patos helados, Haigerloch y Burg Hohen Neuffen.

Las botas de Goretex son a la nieve lo que las plumas al hielo. Así pienso ahora después de ver la estampa de unos ánades reales en la orilla semicongelada del Neckar a su paso por Haigerloch, durmiendo tranquilamente, bajo una pequeña cascada congelada . Conceiçao fue realmente amable no sólo al indicarme este precioso lugar sino también de acompañarme en esta ruta. La ubicación de Haigerloch es realmente espectacular. Lo digo ahora que escribo mientras ojeo el material fotográfico que he recogido de esta pequeña población a 30 kms. de Tübingen ya que el frío intenso de hoy impedía, en cierto modo, disfrutar in situ de esos detalles orográficos que tanto me gustan. No obstante la ruta contenía tesoros escondidos como una pequeña iglesia barroca en uno de los oteros sobre el Neckar,  un Neckar todavía pequeño. Al abrir la puerta (las iglesias aquí suelen estar abiertas aunque no haya nadie dentro) me sorprendió enormemente esta pequeñita  joya barroca con frescos de buena factura y estucos de refinada ejecución. Un conjunto bello e íntegro, modesto y sofisticado a la vez de los que no se ven todos los días. La posterior visita,  kilómetros más al norte de Tübingen del Burg de Hohen Neuffen no fue exactamente como imaginamos sino   toda una aventura a tenor del casi metro de nieve de algunas zonas de sus alrededores. La belleza del paraje con la nieve, la dificultad en su acceso (y sobre todo en su bajada) me dejó imágenes inesperadas grabadas en la memoria  que la cámara no captó y que ahora saboreo protegido del frío y de la nieve. Os dejo al menos una de ellas, la vista del valle nevado desde los muros del castillo una de las más bellas que he captado hasta ahora, imagen que debo a Conce  por haberme llevado hasta allí (ampliar para ver con detalle).